Había una vez una mujer que tenía una hija que se llamaba Retatona.
Un día la mandó a la carnicería a comprar una asadura.
La niña se encontró unas amigas con las que
se puso a jugar y perdió el dinero. Muy apurada no sabía qué hacer, y se acordó
de que se había muerto una mujer, y fue al cementerio y le sacó la asadura.
Cuando llegó a su casa su madre puso la asadura para cenar, la niña le dijo a
su madre que ella no tenía ganas de comer y su madre se lo comió todo.
Luego se fueron a la cama. A la media noche sintieron ruido
de pisadas.
Y la chica decía: - ¡Ay mamá! ¿Quién será?
Y la madre decía: - Calla, Retatona tona tona, que
ya se irá.
Pero la muerta entonces decía: - ¡No me voy, no me
voy, que en el primer escalón estoy!
Y la chica decía: -¡Ay mamá! ¿Quién será?
Y la madre decía: - Calla, Retatona tona tona, que
ya se irá.
Pero la muerta decía: -¡No me voy, no me voy, que
subiendo la escalera estoy!
¡Ay mamá! ¿Quién será? -Calla, Retatona tona tona,
que ya se irá. -Decía la madre.
- ¡No me voy, no me voy, que entrando en la alcoba
estoy! ¡Ay mamá! ¿Quién será? - Calla, Retatona tona tona, que ya se irá.
- ¡No me voy, no me voy, que agarrándote de los
pelos estoyyyyyy!!!
En ese momento, quien te cuenta el cuento de repente, te
coge de los pelos.
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