miércoles, 23 de junio de 2021

La cabra montesina

 

Érase una vez una madre que tenía dos hijas, manda un día a la hija mayor que suba al granero y que le traiga grano, que lo necesita para hacer el pan. 

La hija subió las escaleras y en el desván se encontró a una cabra que había bajado del monte y que le dijo:

—Soy la cabra montesina que vive en Montepelao, si te pasas de la raya te comeré de un «bocao».

La más pequeña de las hermanas, al ver que no volvían, le preguntó a su madre:

—Mamá, ¿quieres que suba yo a buscar grano?

—No, ya subiré yo y de paso, veré qué es lo que les ocurre a tu hermana.

Al subir la madre, la cabra le dijo:

—Soy la cabra montesina que vive en Montepelao, si te pasas de la raya te comeré de un «bocao».

La madre no hizo caso de la cabra, se pasó de la raya y la cabra se la tragó de un bocado.

La hija pequeña, al ver que no bajaban ni su madre, ni su hermana, se puso a llorar. Pasó por allí un soldado que al ver a la niña llorando le preguntó:

—¿Niña, por qué lloras?

—Mi madre y mi hermana han subido al desván a buscar grano y no han bajado, porque la cabra montesina se las ha tragado de un «bocao».

El soldado se rio, dijo que él lo arreglaría y subió al desván. En cuanto llegó arriba, la cabra lo amenazó:

—Soy la cabra montesina que vive en Montepelao, si te pasas de la raya te comeré de un «bocao».

El soldado se pasó de la raya y la cabra se lo comió de un bocado.

La niña se puso a llorar aún más fuerte, porque ya no sabía qué hacer para librarse de la cabra montesina. En esto, acertó a pasar por allí una hormiguita que le preguntó:

—¿Niña, por qué lloras?

La niña le contó a la hormiga lo que ocurría y la hormiga le dijo:

—No llores más, yo subiré a buscar a tu madre, a tu hermana y al soldado.

—¿Tú? ¡¡Pero si eres demasiado pequeña!!

—Si lo hago, ¿Qué me darás a cambio?

La niña le dijo:

—En el desván hay un saco de trigo que puedes quedarte entero si nos libras de la cabra montesina.

Pero la hormiguita contestó:

—¡No, no, un saco de trigo no! ¡Que no cabe tanto en mi costalito, ni muele tanto mi molinito!

La niña le dijo entonces

—Vale. Entonces te daré un puñado de trigo.

—¡No, no, un puñado de trigo no! ¡Que no cabe tanto en mi costalito, ni muele tanto mi molinito!

Al final, la niña le dijo:

—¿Quieres entonces solo un granito?

—¡Sí, sí, un granito sí! ¡Que cabe en mi costalito, y lo muele mi molinito!

Subió entonces la hormiga y escuchó que la cabra le decía:

—Soy la cabra montesina que vive en Montepelao, si te pasas de la raya te comeré de un «bocao».

 La hormiga, contestó --- Yo soy la hormiguita mayor y te pego un picotazo y te pongo a bailar. La cabra empezó a saltar y a bailar hasta que, bailó tanto que reventó y pudieron salir de su barriga la hermana mayor, la madre y el soldado.

La hormiguita cogió su grano de trigo y se fue muy contenta a su hormiguero.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

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