domingo, 14 de mayo de 2017

Goya

Goya
En mis visitas al Museo del Prado, uno de los pintores que más me transmite es Francisco de Goya. Cuando pasamos de una sala a otra vemos la diferencia de colores y temas. Sus pinturas expresan su estado anímico en el momento de realizarlas.
 En sus comienzos las pinturas eran de colores brillantes y temas alegres. Tiene una manera muy particular de pintar los ojos y las caras de las personas como si fueran muñecos.

Goya pintando Madrid 
 Arriba “La pradera de San Isidro”, y abajo una fotografía actual tomada desde el mismo lugar donde el pintor plasmó su pintura.
Los arboles no nos deja ver bien el paisaje, aunque al fondo podemos ver la iglesia de San Francisco el Grande.

La Ermita de San Isidro 

Pintando retratos de la aristocracia
                                                    Duques de Osuna
   Abajo la familia de Carlos IV
 En este cuadro los personajes fueron pintados por separado, a la izquierda de azul, está el príncipe de Asturias y la futura princesa de Asturias con la cabeza vuelta pues todavía no se sabía quién sería.
La Maja vestida y la Maja desnuda 
El nombre de "majas" con que se conoce a estas dos pinturas es una denominación reciente, aun cuando ciertamente el término era del siglo XVIII; con él se denominaba a las mujeres de esa clase social baja madrileña que se caracterizaba por una cierta libertad de costumbres y un típico desparpajo popular en el trato. Pero estas pinturas figuraban con el nombre de "Gitanas" en el inventario de los bienes del ministro de Carlos IV, Manuel Godoy, que fue su primer propietario. Se supone que formaban un juego pícaro frecuente en la época, en el que la Vestida cubría a la Desnuda. Sorprende cómo el atuendo que porta la Maja Vestida se ciñe de tal modo a sus formas que se ha llegado a decir que parece más desnuda que su compañera. En los dos casos poco tiene que ver la cabeza (con ese rostro burlón y poco hermoso) con la belleza de los cuerpos representados. 
Las interpretaciones sobre la identidad de la mujer han sido muchas y variadas pero los inventarios en los que aparece citada la obra siempre la han mantenido anónima. La leyenda ha querido ver en la modelo a la duquesa de Alba, aunque también ha sido identificada con Pepita Tudór, amante de Godoy.

Goya, Crítica social
Una bella jovencita acaba de casarse con un hombre gordo y feo, cuyo perfil asemeja el hocico de un cerdo, pero que es evidentemente rico. El padre de la novia, con una casaca algo raída, sigue a la comitiva con gesto entre resignado y complaciente. Las mozas, quizá amigas de la novia, se ríen, y el cura parece hacerlo del padre.  
La historia, que se repite en otras composiciones de Goya, como en la serie de los Caprichos, denuncia una situación frecuente en la época, la de los matrimonios de conveniencia
Los Caprichos 
Los Caprichos es una serie de 80 grabados del pintor español Francisco de Goya, que representa una sátira de la sociedad española de finales del siglo XVIII, sobre todo de la nobleza y del clero. 

 Capricho 27<<Quien mas rendido?.>>
El amargo desengaño amoroso con la duquesa de Alba está planteado en varias estampas donde critica la inconstancia de la mujer en el amor y su impiedad con los amantes. La feminidad es planteada como señuelo donde la dama seduce sin comprometer su corazón. En segundo plano la confidente y guía de los amores femeninos, la vieja celestina.
Goya criticó en esta estampa la violencia en la educación de los niños.

12.- <>
Los dientes del ahorcado son eficacísimos para hechizos. ¡De qué es capaz una mujer enamorada!

Dos campesinos llevan a cuestas como bestias de carga a la nobleza y a los frailes ociosos, que son representados como dos burros contentos. Los campesinos sufren por cargar con el extremado peso.


Horror de la Guerra 
Goya  va a plasmar el horror de la Guerra de la Independencia en sus dos obras maestras:   El 2 de Mayo de 1808  o La carga de los mamelucos y El 3 de mayo de 1808 o Los fusilamientos

La Quinta del Sordo 
La Quinta del Sordo, o Quinta de Goya, era el nombre de una finca y casa de campo situada en una colina de las afueras de Madrid, en la que vivió Francisco de Goya durante sus últimos años en España, antes de su exilio, y en la que desde 1797. se hallaban las Pinturas negras. En contra de la creencia popular, el nombre del inmueble no se debía a la sordera del pintor, sino a la de un anterior propietario.

 La casa fue demolida en el verano de 1909. La casa, que era de humilde factura y no muy buena calidad de construcción, debe su fama a la serie de las Pinturas negras realizadas con óleo al seco sobre el yeso de las paredes. Estas pinturas, aunque sobre la pared, tenían instalados unos marcos de escayola dorados. 
Aspecto de la Quinta de Goya, hacia 1905. 
En esta época sus pinturas son tristes y oscuras.
En esta época sus pinturas son tristes y oscuras 
Posición de las pinturas negras en la quinta del sordo

 La Quinta del Sordo, según litografía de un dibujo

Pinturas negras
Goya había tratado el misterio, la brujería, la noche y la crueldad: el aquelarre o el interior de la prisión. Incluso sus obras costumbristas se vuelven caricaturescas. Son rasgos que nos anuncian las pinturas negras, ejecutadas sobre la pared de la quinta del sordo. 

 En las imagenes, de abajo, aparecen dos versiones de la romería a la Pradera de San Isidro. La primera de 1788, pertenece a la serie de cartones para tapices, la segunda es una de las pinturas negras de la Quinta del Sordo, entre 1819-1823. En ellas puedes comprobar la evolución en la pintura de Goya


En la antigua salida de Madrid por la Carretera de Extremadura había un barrio que se llamaba -y aún se llama- de Goya. Es así porque en aquellos pagos tuvo el genial pintor aragonés su casa, la célebre "Quinta del Sordo" en cuyas paredes realizó las extraordinarias "pinturas negras".  
Quinta que inexplicablemente desapareció en las primeras décadas del siglo XX, para la construcción de este “peculiar” edificio. 
 Sorprende que se haya  dejado construir en ese lugar tan importante para la cultura Española una casa tan simple. Quizá podría haberse aprovechado para alguna exposición. 
En la actualidad C/Saavedra Fajardo    Nº 32 


Exilio 
Goya no simpatiza con el absolutismo de Fernando VII. Además tiene problemas con la restablecida Inquisición a causa de algunas de sus pinturas tildadas de inmorales.  Decide refugiarse en Burdeos donde se encuentran sus amigos liberales exiliados.  De este periodo es La lechera de Burdeos. Fallece en Burdeos en 1828 a la edad de 82 años 

 Las Ermitas de San Antonio.
Son dos ermitas similares que desde 1929 se han especializado en dos vertientes: una de ellas ofrece al público las decoraciones murales obra de Francisco de Goya(siendo además museo y panteón del pintor), mientras que la otra está habilitada sólo para el culto religioso. 
Vista interior, de la ermita  

 El milagro de San Antonio. 
 Estando el santo en Padua, recibió la noticia de que su padre había sido acusado de asesinato en Lisboa. Convencido de su inocencia, pidió permiso para ayudar a su padre y un ángel le trasladó milagrosamente a la capital portuguesa. Intentó inútilmente convencer a los jueces de su error, por lo que solicitó al gobernador que el fallecido fuese desenterrado para ser interrogado. La noticia corrió como la pólvora por la ciudad, concentrándose en el cementerio un buen número de paisanos para contemplar el evento. San Antonio, en nombre de Jesucristo, pidió al asesinado que declarase en voz alta y clara si su padre había participado en su muerte, incorporándose el cadáver y proclamando la inocencia del acusado. Este es el momento que Goya ha elegido. San Antonio es la figura vestida con hábito pardo situado sobre una roca y el resucitado aparece siendo sujetado por uno de los enterradores. Tras él se contempla a un hombre y a una mujer que se interpretan como los padres del santo, de origen lisboeta.


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